Nostalgia
Soy de la generación constitucional (para aclarar ciertas confusiones sobre mi edad). Y sí, también me enviaron un ejemplar de mi quinta. Solo quiero desearle en estas fechas que no se quede anclada como fenómeno histórico, sino que evolucione con todos nosotros. Que comprenda a la inmigración del hambre, que siente a la misma mesa a individualistas y uniformizadores, que vea tele-basura, que postee, que escuche trash-metal y rememore a Albinoni, que pasee de noche por los barrios bajos, y que salga de borrachera de vez en cuando. Le deseo que nunca olvide y que nunca deje de conocernos.
Con estos aires de historia y ese sentimiento de nostalgia que emerge a finales de año, me dio por releer un diario que escribí entre los 16 y los 17 años. En esa época todo era frenesí adolescente (hasta escribiendo, pues me comía una de cada cinco palabras). Tenía mucha prisa por vivir. Hablaba de música y de chicas. De alcohol y de chicas. De fobias infantiles que aún coleaban y de chicas. De amor y también de chicas. Y de poco más. Comprobé que había momentos claves en mi vida que no recordaba o que mi mente había deformado con el correr de los años y las sucesivas versiones que conté.
Al terminar de leerlo, se me empezaron a revolver los intestinos y una resaca de tequila, whisky y absenta se asentó en mi cabeza y en mi boca. Eché a andar y al encenderme un cigarro, me supo a ceniza, como en las primeras caladas que dábamos para que nos subiera más el limitado presupuesto de alcohol. Me mareé y rejuvenecí.
P.D: Joder, cómo estoy de nostálgico. No me quiero ni imaginar cómo estaré en mi tradicional discurso de nochevieja. Ah, no; que será el primero. ;-)
Con estos aires de historia y ese sentimiento de nostalgia que emerge a finales de año, me dio por releer un diario que escribí entre los 16 y los 17 años. En esa época todo era frenesí adolescente (hasta escribiendo, pues me comía una de cada cinco palabras). Tenía mucha prisa por vivir. Hablaba de música y de chicas. De alcohol y de chicas. De fobias infantiles que aún coleaban y de chicas. De amor y también de chicas. Y de poco más. Comprobé que había momentos claves en mi vida que no recordaba o que mi mente había deformado con el correr de los años y las sucesivas versiones que conté.
Al terminar de leerlo, se me empezaron a revolver los intestinos y una resaca de tequila, whisky y absenta se asentó en mi cabeza y en mi boca. Eché a andar y al encenderme un cigarro, me supo a ceniza, como en las primeras caladas que dábamos para que nos subiera más el limitado presupuesto de alcohol. Me mareé y rejuvenecí.
P.D: Joder, cómo estoy de nostálgico. No me quiero ni imaginar cómo estaré en mi tradicional discurso de nochevieja. Ah, no; que será el primero. ;-)
3 comentarios
juglar103 -
jose -
Tomás -
Un saludo.