El Tren de los Domingos

Hay que conocer las normas sociales del putrefacto vagón de fumadores. Aunque nadie hable, aunque ningún cuerdo sonría, aunque nunca lleguen a sonarnos las caras de tanto que rotamos, el hecho de viajar cariñosamente apelotonados en este vagón vejestorio, atravesando la brumosa noche temprana hacia nuestra gris realidad, nos hace familia. Pero poco comunicativa.
Hay más, señor@s. No me creerán, pero juro por la incomodidad de mi asiento, que esa chica al bajarse en su destino, volvió a repetirlo: buenas tardes.
Flower Power.
2 comentarios
juglar103 -
taro -