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La Diferencia

Un pasado paranormal

Un pasado paranormal Cuando tenía 13 o 14 años, me aficioné a materias poco usuales.

Recuerdo por ejemplo un libro que enseñaba a desarrollar aptitudes para ejercer la hipnosis (creo que lo dejé cuando vi que no me salía el ejercicio de concentrarse en la nuca de la persona sentada delante tuyo en el autobús, visualizando que le picaba hasta que al final se rascara). También, de un libro de artes adivinatorios, adapté un método simplificado de la geomancia usada por los vudús africanos para predecir el destino de una persona, que me valió para quedarme con mis amigos de la playa.

Otro día quise probar mi poder mental intentando sacar una carta de entre toda la baraja. "Imanté" el as de oros con la mente, y después de barajar a conciencia y volver bocabajo todos los naipes por el suelo, adiviné donde se encontraba la carta imantada. A la primera. Menudo shock. Probabilidad: 1/40. Invariablemente, todos los demás intentos resultaron fallidos. Y desistí de mi don.

Incluso encuentro en los límites de la memoria, cuando era muy pequeño, la sensación de percibir mi mente como un dios todopoderoso. Tengo recuerdos de verme levitando levemente, unos centímetros sobre el suelo.

Y no puedo dejar de comentar esa jornada de espiritismo que hicimos en un noveno piso sofocante. Una velada que me impresionó para toda la vida. Pero esa es otra historia que dejaré para otro día, pues quizá merezca todo un artículo.

Pero lo que verdaderamente quería aprender era lo del desdoblamiento o viaje astral. Lo intenté muchas noches, en la frontera del sueño, pero nunca lo conseguí.

En esa época era muy introvertido y casi no salía de casa. A veces, por las noches, me asomaba a la ventana de aquel tercer piso e imaginaba como mi consciencia salía de mi cuerpo y se introducía invisible por las ventanas de otros hogares. Pura morbosidad. Siempre he dudado si esas esotéricas ingenierías eran producto de mi necesidad de salir del encierro social que sufría o por la excitación que me producía visualizarme en la ventana del dormitorio de la vecina del primero, mientras se desnudaba para entrar en la ducha. Confieso que todas mis fantasías paranormales se veían abocadas finalmente hacia un uso eminentemente sexual.

3 comentarios

juglar103 -

Macho, no se como te lo montas pero estás metido en todas mis relaciones amorosas.

taro -

Perdona juglar. Yo era el que te escupia desde el quinto. Pero es que no parabas de entrar en la habitación de mi hermana...

Malaa -

freudiano totalmente, yo hacía la ouija como el que pone café, ahora fumo ducados, qué diría Freud..